UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

ESCUELA NACIONAL DE ESTUDIOS PROFESIONALES

CAMPUS ARAGÓN

COORDINACIÓN DE POSGRADO

 

DOCTORADO EN PEDAGOGÍA

  

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN

  

PRESENTA: INÉS LOZANO ANDRADE.

 

COMITÉ TUTORAL:

DR. EMILIO AGUILAR RODRÍGUEZ.

DR. MIGUEL ANGEL MARTÍNEZ RODRÍGUEZ.

DRA. MARÍA DE LA LUZ TORRES.

 

TEMA: LAS REPRESENTACIONES MENTALES DE PROFESORES Y ALUMNOS EN LOS PROGRAMAS DE FORMACIÓN DOCENTE DE LA ENEP ARAGÓN Y LA ENSM.


 

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA:

La competitividad, a decir de Ottone (1996), es actualmente uno de los rasgos predominantes a considerar como categoría de análisis en cualquier fenómeno social, ya que permea diagonalmente a todos los procesos que ocurren en la misma. Esta competitividad es producto en la modernidad reciente, para usar la terminología de Giddens (1997), del proceso de globalización que no solo repercute en el ámbito económico, sino en los otros que conforman una formación histórico-social; cabe aclarar que esta categoría (la competitividad), no es un producto de reciente acuñatura, pues desde el surgimiento del capitalismo se viene gestando como un valor esencial, ya que esto permite lograr mejores beneficios en los individuos como en las organizaciones o instituciones; así para el siglo XVI, los europeos comienzan a cobrar conciencia de la necesidad inaplazable de establecer estados-nación que los separaran de los competidores, surgiendo con ello las revoluciones y diversidad de movimientos que las acompañaron con la finalidad de crearlos . Lo mismo ocurre en otras partes del mundo. En América Latina se sigue este modelo debido al dominio en que hemos vivido y por ello a la susceptibilidad imitativa con la que este subcontinente ha tomado lo que ocurre en Occidente, aunque por supuesto, matizado con sus particularidades que la resistencia y contestación crean, pues como afirma Williams: "  la realidad de cualquier hegemonía, en un amplio sentido político y cultural, es que, aunque por definición sea siempre dominante, nunca es total o exclusiva... lo sólo existe pasivamente como una forma de dominio. Tiene que ser continuamente renovada, recreada, defendida y modificada. También es objeto continuo de resistencia, de limitación, de alteración y de desafío por presiones que no siempre le son propias."(....: de Leonardo:1986:36).

 De idéntica forma ocurre con la globalización actual que debemos de entender como:   

 "... aquellos procesos tecnológicos, reordenamientos económicos, fenómenos políticos y situaciones anímicas que hacen a los países del planeta mas intervinculados entre sí" (Del Valle. en: ANUIES: 1992:98). En efecto, el intercambio de productos, servicios, capitales, información, cultura e incluso personas (como si fueran bienes), caracterizan a este proceso, que de otro lado ha generado entre otros fenómenos una mayor desigualdad social en algunos países (Africa y América Latina principalmente) y mayor equidad en otros que han sabido anticiparse y prepararse adecuadamente para responder a los retos que implica una mayor competitividad (el sureste asiático es un ejemplo de esta adaptación).

Hoy en día se reconoce que la competitividad puede ser espuria, cuando se basa en las ventajas de los salarios bajos y la destrucción de los recursos naturales; o auténtica, cuando se fundamenta en la incorporación del progreso técnico con el consiguiente incremento de salarios, prestaciones y condiciones de vida en general (Fernando Fajnzyllber, en Ottone. 1996). Entonces, se admite que la capacidad de competencia de un país con relación a los mercados internacionales, se debe principalmente a la capacidad que se tenga para crear, difundir e incorporar a los sistemas productivos, los progresos de la ciencia, y esto ocurre así porque a nivel mundial, los factores que se consideran como básicos para poder competir son ahora la calidad, la rapidez, la confiabilidad en la entrega y la capacidad para ampliar la gama de productos y servicios requeridos en los diversos mercados. Así, los recursos humanos calificados y las instituciones donde se forman, son actualmente, cuestiones que  deben ser tratadas y resueltas donde aún no se haya hecho o reforzadas constantemente donde ya se tiene un buen avance al respecto, en efecto, como menciona Ottone (1996:139) "Cada vez existe mas coincidencia en los análisis cuando señalan que para incrementar su competitividad, el mayor desafío que enfrentan las naciones es la transformación de la calidad educacional. Es abundante la evidencia de una alta correlación entre el esfuerzo educativo y la capacidad de conjurar los peligros mas graves de desigualdad y exclusión... tal como aparece en las experiencias recientes de los nuevos países industrializados del sudeste asiático."

 Y es que ahora, se reconoce en la perspectiva empresarial hegemónica al trabajo como una fuente de riqueza, como el eje de la producción, pero no en el sentido espurio, sino auténtico, es decir un trabajo estrechamente vinculado al conocimiento, al manejo de la información, al conocimiento de la ciencia y la tecnología, por lo cual, obviamente, la educación que se requiere para este tipo de trabajador debe de ser diferente, pues como afirma Sol (En Pallán: 1995:54): "La presión de la competencia, principalmente a partir de la internacionalización de los mercados, en el caso de los sectores económicamente productivos, la exigencia de eficiencia en la gestión que se plantea en empresas e instituciones, la actualización profesional permanente e incluso la capacitación personal para enfrentar demandas de la subsistencia cotidiana se vuelven en una presión y exigencia sobre las universidades en cuanto instituciones de capacitación de recursos humanos, como depositarios de información y conocimiento, como crisol y depósito del desarrollo científico-tecnológico y como actor cultural por excelencia"

 En este sentido, con la aparición de criterios y estándares de calidad que se hacen moda reciente  rápidamene, se vuelve la vista hacia la escuela como creadora de recursos humanos calificados, aún cuando se admite que, cuando menos en una buena parte del mundo (México entre esta), la escuela se enfrenta a una fuerte crisis en sus funciones básicas: socializar y capacitar. En esto podemos articular la problemática de la formación docente que es fundamental para el adecuado desarrollo de estas funciones y lograr las pretensiones de una competitividad auténtica, pero antes de hablar de ello, debemos hacer hincapié en que esta situación que las sociedades viven contemporáneamente, no son sino el resultado de todo un proceso que se ha gestado desde hace siglos, concretamente, son producto del proyecto de modernidad que inició y desarrollo primero en Europa y que posteriormente se intenta reproducir al resto del mundo, a través de los diversos mecanismos económicos y culturales que el bloque hegemónico posee y emplea para lograr sus objetivos.

De acuerdo con Kurnitsky   (1994) y Habermas (1986), el término moderno se emplea desde el siglo V en la Europa occidental, en particular para designar a todo aquello que es de reciente formación, dirigiéndose en ese momento y espacio específico a la religión católica que es la dominante en contra de los cultos paganos greco-romanos anteriores. A partir de ahí, el término se usa cada vez que surge algo novedoso en cualquier aspecto de la vida.

Sin embargo no es sino hasta la ilustración en particular (siglo XVIII), cuando el proyecto de la modernidad, ya no el mero concepto, cobra relevancia, pues con el desarrollo de la ciencia y en particular la física, química y otras de la misma área, se vislumbra en la sociedad un porvenir brillante, a decir de Kurnitsky (1994:25): "la filosofía de la ilustración en el siglo XVIII, creía que la secularización de la vida religiosa aboliría la angustia de los hombres y liberaría al mundo de la magia... el   mundo se ha convertido en un objeto calculable dispuesto para su explotación en beneficio del hombre". Esto quiere decir que se vislumbraba a la ciencia como la herramienta que permitiría resolver todos los problemas a que se enfrentara la humanidad, tan es así que comienzan a surgir una serie de utopías como el socialismo científico o el mismo capitalismo con sus promesas cada cual.

Cabe mencionar, que la conceptualización de modernidad, en los términos definidos, ha sido motivo de polémica, lo cual hace complejo llegar a una definición unificada; incluso el mismo Habermas, lo ha contemplado como un proyecto incompleto, formulado por los filósofos de la Ilustración para el enriquecimiento de la vida cotidiana, pensando que las artes y la ciencia promoverían la comprensión del mundo, del ser humano y por lo tanto el control y el progreso justo de la humanidad. Este ideal, no se ha culminado, por eso, constituye un proyecto, que podría retomarse o abandonarse.

Por su parte, Foucault (l988: 295), dice que:

"Entonces nos encontramos preguntándonos si la modernidad constituye la consecuencia de la Ilustración y su desarrollo, o si estamos por ver una ruptura o desviación de los principios básicos del siglo XVIII. Regresando al texto de Kant, me pregunto si no podríamos imaginar a la modernidad más como una actitud que como un período histórico".

En efecto, Foucault, plantea a la modernidad como una actitud, como una manera de relacionarse con la realidad actual, como la opción voluntaria que hacen unas cuantas personas, como una manera  de pensar, sentir y actuar, con apego a una tarea.

Por otro lado, pero en correspondencia con lo anterior, podemos definir a la modernización de acuerdo con Habermas (1982:12) como: "...  a una gavilla de procesos acumulativos y que se refuerzan mutuamente: a la formación de capital y a la movilización de recursos; al desarrollo de las fuerzas productivas y al incremento de la productividad en el trabajo; a la implantación de poderes políticos centralizados y al desarrollo de identidades nacionales; a la difusión de los derechos de participación política, de las formas de vida urbana y de la educación formal; a la secularización de valores y normas, etcétera". Debemos aclarar que cuando los diversos autores se refieren al concepto de modernidad están abordando básicamente al proyecto que desde la ilustración surgió y que se desarrolló de diversas maneras en los diversos contextos y en cambio cuando se habla de modernización como en el caso citado anteriormente, se habla de un proceso de búsqueda de la modernidad y lo que ello implica, que en el  criterio de Inglehart (1994) y otros autores se puede resumir en los siguientes aspectos:

Además de esas características podemos mencionar otras tantas que complementen las anteriores como la masificación de los mensajes, la futuridad, el hedonismo y por supuesto, lo que ya se esbozó anteriormente, el predominio de la racionalidad  instrumental o técnica, la cual se deriva del avance científico de las ciencias naturales principalmente y que según  Hirsch (1997), consiste en la adecuación de los medios a los fines, siendo esta la que se ha presentado como dominante ya que se supone formal, normativa, abstracta, universal y útil, fundamentándose en los avances científicos y tecnológicos para el logro de dichos fines, sean estos los que sean, el caso es presentar a los medios como legítimos, neutrales, objetivos, precisos y por lo tanto científicos, en este sentido se afirma que: "parte de la ideología científico-tecnocrática consiste en su insistencia de que sólo en la ciencia puede existir conocimiento y verdad; y que por ello, todas las esferas de la vida deben ser dominadas por ella"(Hirsch. 1997. 50).

 Ciertamente esté tipo de racionalidad se nos presenta como dominante, esto seguramente debido a la hegemonía de los sistemas económicos, como el capitalismo, que en particular  se ha beneficiado del desarrollo científico.

 Ahora bien, en el campo de la educación esta racionalidad instrumental ha tenido amplio impacto, ya que se ha concebido como la única forma en que se pueden lograr resultados (fines) de mejor calidad, con un uso adecuado, racional de los diferentes recursos (medios); así, la estructuración del currículum, el desarrollo de la didáctica y la formación de docentes entre otros, son algunos de los ejemplos donde esto ha tenido amplio margen de acción, pues como afirma Contreras (1997): "la idea básica del modelo de racionalidad técnica es que la práctica profesional consiste en la solución instrumental de problemas mediante la aplicación de un conocimiento teórico y técnico, previamente disponible, que procede de la investigación científica. Es instrumental, porque supone la aplicación de técnicas y procedimientos que  justifican todo con tal de conseguir los efectos o resultados deseados."(64).

 Aquí encontramos ya  un concepto que es básico para conectar la modernidad con la pretensión de controlar todo por medio de la racionalidad instrumental, en el caso de la formación docente, nos referimos a la especialización o profesionalización, la cual se ha convertido hoy en día en un tópico de moda, pero más allá de esto, en una demanda del profesorado. Se ha entendido a la profesionalización como un proceso autodirigido de adquisición en las características de las profesiones, las cuales serían las siguientes: ocupación, vocación, organización, formación, orientación y autonomía (en Imbernón. 1998), sin embargo, esta es una de las posibles características de la profesión, pues existen diversas, como la de Carr y Kemmis (1988. citados en Imbernón. 1998), que proponen analizar a las profesiones desde tres criterios fundamentales:

  Complementando lo anterior desde otra perspectiva, Contreras nos menciona una serie de autores como Skopp, Fernández Enguita y Hoyle, que tratan el problema y lo caracterizan de diversas maneras, pero lo esencial aquí es lo dicho por este mismo autor:     "... cuando se ha comparado a los docentes con estas características, la conclusión más habitual a la que se llega es que la única denominación que se les puede aplicar es la de semiprofesionales, ya que se les considera faltos de la autonomía respecto al Estado, que  fija su práctica, carentes de un conocimiento especializado propio y sin una organización monopolista propia que regule el acceso y el código profesional. Por consiguiente, los rasgos de ideal de servicio (o vocación), y de autonomía respecto al cliente (si se entiende aquí por tal al alumnado) o trabajo no  rutinario, no son elementos suficientes para que el oficio de enseñar sea considerado una profesión". (37).

 En todo caso es importante señalar que la profesionalización no solamente ha sido una demanda que el profesorado ha promovido recientemente, pues también al Estado le conviene intentar profesionalizar a la docencia, pues de esta manera puede incluir a la racionalidad instrumental como el principal eje del trabajo en el aula, logrando de esta manera el control de los procesos y resultados de la enseñanza y el aprendizaje, pues para lo que se han usado los procesos de profesionalización ha sido para introducir sistemas de racionalización en la enseñanza, de tal manera que el fruto sea la homogeneización de las prácticas docentes, la consiguiente burocratización y pérdida de autonomía del profesorado, además de la delegación de la participación social en la educación; y es que la profesionalización, ha encontrado su más fuerte argumento de legitimación en la posesión del conocimiento científico, lo cual nos lleva a concluir que la formación de los docentes no surge como un proceso y control interno que establece el propio grupo interesado, sino como un control que establece el Estado.

 Ciertamente las demandas de profesionalización por parte de los docentes intentan evitar la burocratización y la obediencia administrativa, ya que como afirma Giroux (en: de Leonardo: 1986: 57): " La cultura informal y los factores ideológicos, tales como la etnicidad, la raza, la visión del mundo y los antecedentes sociales, suelen generar actitudes oposicionistas entre los maestros hacia la autoridad escolar, las reglas, las estructuras curriculares predefinidas y las formas institucionalmente sancionadas de responsabilidad magisterial". Y es que la ideología que la profesionalización encubre, y que el aparato administrativo estatal  pretende de muchas formas, bajo el pretexto de la profesionalización, es obligar a los docentes a realizar actividades que van hoy muy de acuerdo con las pretensiones neoliberales de eficiencia.

  Ahora bien, los docentes con su demanda de profesionalización, han hecho que aumente  la fe en la racionalización ya que esta representa la lógica dominante en el pensamiento universitario, preocupado en derivaciones tecnológicas de su conocimiento y en el diseño de formas operativas "racionales" de actuación, lo que puede acarrear que estos sistemas de racionalización consigan el control de procedimientos en las aulas que la administración ha tratado de lograr desde hace mucho tiempo de manera infructuosa. Y aunque la profesionalización tiene estos efectos dudosos sobre la mejora del trabajo docente, sigue en marcha a través de diversos programas de formación que a continuación se tratarán, no sin antes aclarar que en este proceso, median las estructuras sociales que los profesores e instituciones donde laboran, asimilan y practican a su muy singular manera dichas pretensiones hegemónicas; es decir, la resistencia es aquí un fenómeno que no se debe desdeñar al hacer este análisis. 

 Debemos admitir entonces que debido a el proyecto de modernidad y por la globalización, la educación deviene en factor fundamental para el desarrollo de un país y en particular, como ya se citó anteriormente, la educación superior juega un papel primordial en este proceso, pues una de sus funciones es la investigación científica y humanística, con lo cual puede lograrse dicho proyecto; y en esto, lo prioritario a considerar, es la formación docente, pues según Ferry (1991:11)  "... la formación de los enseñantes es el problema clave dentro del sistema educativo, que la manera en que se forman los enseñantes (de acuerdo con ciertos objetivos, ciertos modos, para ciertas prácticas, en que sentido, etc.) ilustra y determina la orientación de la escuela, no solamente en el plano de la transmisión de conocimiento, sino también en el sistema de disposiciones estructuradas de una cultura que Bourdieu denomina hábitus en concreto, de una ideología. Parece ser en efecto, que la institución de formación de los enseñantes es el lugar de mayor concentración ideológica, lugar donde se efectúa la interiorización, por parte de los futuros maestros, de los valores y de las normas de una sociedad con miras a una futura exteriorización dentro de la acción educativa, a escala nacional".

De ahí la importancia que la formación docente ha cobrado en la sociedad, ya que la educación constituye una importante institución por medio de la cual la hegemonía encuentra uno de sus principales canales, aunque como ya se dijo anteriormente, esta hegemonía no se logra de manera unilateral o lineal, sino más bien con muchas resistencias que van dando una nueva forma a las ideas originales del proyecto.

 Aunque la formación docente corresponde a una práctica social dinámica y cambiante y por lo cual se hace difícil formular un concepto único, estable, y de validez universal, debemos intentar conceptualizar de la mejor manera posible este fenómeno; según Hirsch (1998), las instituciones públicas y las universidades no precisan que es la formación docente, sin embargo en ella incluyen diversas actividades: firmas de convenios con otras instituciones para programas de formación; creación de centros, unidades, departamentos, etcétera, con la misma finalidad; apertura de carreras relacionadas con la educación; creación de posgrados en todas las áreas del conocimiento; proyectos de investigación en ciencias y técnicas de la educación; becas para estudios nacionales e internacionales; cursos, seminarios, coloquios, conferencias, de formación, actualización y perfeccionamiento en áreas de conocimiento o en pedagogía y didáctica de muy distinta duración y contenido. Podemos de manera inicial entender a este fenómeno como Chehaybar (1999:36), "un proceso permanente, dinámico, integrado, multidimensional, en el que convergen, entre otros elementos, la disciplina y sus aspectos teóricos, metodológicos, epistemológicos, didácticos, psicológicos, sociales, filosóficos e históricos, para lograr la profesionalización de la docencia.", no sin antes reiterar que se deben considerar as características contextuales en que se realiza cada uno de estos programas para poder conceptualizar adecuadamente.

Ahora bien, en cuanto a los modelos de formación docente que se han gestado,

Contreras (1997:64) afirma que: "el modelo dominante que tradicionalmente ha existido sobre cómo actúan los profesionales en la práctica, y sobre la relación entre investigación, conocimiento y práctica profesional, ha sido el de racionalidad técnica. Sobre este modelo se ha establecido normalmente toda la ideología del profesionalismo, por lo que entender sus características, la forma en que, bajo esta perspectiva, se interpreta la actuación profesional, así como las dificultades y limitaciones que este enfoque presenta, nos permitirá elaborar otras aproximaciones que tengan en cuenta las características que la enseñanza tiene como profesión, sin caer en los tópicos y rasgos comunes que el profesionalismo presenta como ideología cientificista"

 Esto en el campo de la formación docente, es fácilmente aplicable, pues hay que admitir con Imbernón (1998) que la formación del profesorado no es una actividad aislada ni puede considerarse independiente del conocimiento e investigación, en realidad su concepción y proceso deriva de unos marcos teóricos y supuestos que son usualmente predominantes en el ámbito educativo, sobre todo en las altas esferas de decisión política de este rubro. Dichos supuestos y teorías, como la tecnología educativa, derivada del conductismo y el positivismo; o la didáctica crítica, derivada de la corriente crítica de la escuela de Frankfurt entre otras, condicionan las concepciones de enseñanza, aprendizaje, currículum, investigación, escuela, etcétera. En este sentido, dicho autor  considera dos tipos de orientación en la formación docente, a saber:

 En cuanto a la primera, se dice que la idea básica es capacitar al profesorado con relación a lo que se considera su función básica:  la transmisión de los contenidos culturales, es decir de las disciplinas, siendo su principal especificidad profesional el dominio de los contenidos, por lo cual se valora la calidad de la formación con relación al logro de este objetivo, esto quiere decir que muchos de los procesos de formación docente se centraron en los contenidos propios de la disciplina o área a enseñar por parte del profesor. Posteriormente se evolucionó a otras modalidades que consideraban no solamente a la disciplina sino a los avances de la didáctica y la psicología educativa, dando lugar a una formación más instrumental, la cual ha sido aceptada por el arraigo de la mentalidad pragmática de lo cual ya hablamos anteriormente.

Según Imbernón, de inicio esto se notó en programas de formación docente basados en el aumento de las competencias, entendidas estas como destrezas tendientes a realizar el cambio con procedimientos sistemáticos que permitiera hacer frente a la complejidad educativa con garantías de éxito. Este modelo  pone énfasis en un determinado concepto de competencia docente: "... entendida como proceso técnico generalizable, sistemático y rutinario, y se concentrará la atención en un profesor técnico, dotado de técnicas y medios para solucionar problemas (en esta perspectiva existen problemas de carácter general, no situaciones problemáticas ligadas al contexto). La finalidad será formar profesores y profesoras eficaces, "científicos sociales", capaces de aplicar técnicas previamente aprendidas, más o menos elaboradas, para resolver situaciones bien definidas, recurrentes y generalizadas"(Imbernón. 1998. 39).

Así se privilegia un modelo normativo suministrado por "expertos infalibles" que proveen al enseñante de las herramientas necesarias para su labor cotidiana, entendiendo entonces al docente como un profesional técnico cuya profesionalidad se reconocerá por la pericia que manifieste en el conocimiento de métodos para la enseñanza, dominio de procedimientos de gestión y funcionamiento del grupo de clase, así como en el manejo de técnicas de evaluación de aprendizaje. En este sentido, los programas de formación docente que hoy predominan   se orientan a proporcionar al docente esa serie de herramientas psicopedagógicas que se consideran útiles para estos fines.

El supuesto que se maneja en el modelo racional técnico, es que el conocimiento pedagógico será la adecuada guía para la práctica docente, proporcionando los medios para reconocer los problemas, así como las soluciones a los mismos, el inconveniente de este supuesto, es que no se pueden establecer por adelantado tanto los estados que se pretenden lograr, como las actividades para ello, tampoco se pueden prever las situaciones problemáticas, en las cuales además confluyen multitud de factores que no coinciden con las categorías analizadas por la Psicología o Pedagogía enseñadas al docente:  la realidad del aula es mucho más compleja que la teoría. Además,"el experto infalible"no se preocupa por desarrollar una visión global de la situación en la que actúa, sino que intenta interpretarla desde los referentes teóricos que posee, lo cual no es totalmente criticable, siempre y cuando fuera capaz de adaptarse a los contextos diversos en los que se encuentra inmersa su práctica cotidiana.

Hay que agregar  que este modelo intentan despolitizar todo asunto educativo, al hacerlo pasar como un asunto técnico que además está comprobado científicamente, de todo lo anterior nos advierte Contreras (1997. 74) cuando dice que:"como  vienen señalando diferentes autoras y autores (Berlack y Berlack,1981; Jackson, 1986; Lampert, 1985; Lyons, 1990; Mc Donald, 1992, la imposibilidad de predicción, los dilemas, la incertidumbre, dominan la parte de la práctica docente; o en expresión de Jackson,"el transcurso del progreso educativo se parece más al vuelo de una mariposa que a la trayectoria de una bala". Por ello, cada profesor y cada profesora se ven obligados a interpretar el significado especial y singular de cada situación."

Por lo anterior es que se han desarrollado otros modelos alternativos para la formación docente, que no están exclusivamente basados en la racionalidad instrumental sino también en la práctica y valorativa, además de que no se circunscriban exclusivamente en el contexto del aula, sino que van más allá de ella, a la institución, a la comunidad e incluso se considere también el contexto nacional e internacional. En este tipo de modelos se encuentran los de Schon y Stenhouse acerca del profesional reflexivo y del profesor investigador, el cual trata justamente de dar cuenta de las forma en que los profesionales se enfrentan a situaciones que no pueden ser resueltas con un repertorio de conocimientos teóricos y técnicos; estas situaciones se caracterizan, como en el caso de la educación, por la incertidumbre, inestabilidad, singular y en las que hay conflictos de valor. Al respecto Schön afirma que la práctica docente en particular, está asentada en un conocimiento tácito, implícito, derivado de la práctica, sin ser consciente de ese conocimiento, entonces se da un conocimiento en la acción; cuando ocurre algún problema no habitual, entonces surge lo que denomina reflexión en la acción, que supone una reflexión sobre dicha situación, considerando lo ya conocido, por lo cual la repetición es considerada como un elemento distintivo de esta actividad. Como producto de la repetición de los casos, el docente desarrolla un repertorio de expectativas, imágenes y técnicas que le sirven de base para sus decisiones. Según este mismo autor, dicho proceso de reflexión en la acción, convierte al profesional, en un investigador en el contexto de la práctica, donde no se encuentra dependiendo de teorías y técnicas previamente establecidas, sino que construye una manera propia de plantear sus problemáticas peculiares y de decidir por las mejores opciones para su solución.

A la vez Stenhouse ( Contreras: 1997), como Schön, se resiste a la concepción racional instrumental, y  a partir de la crítica al currículum, donde desarrolla la tesis de que este limita la capacidad de decisión y juicio psicopedagógicas del docente, propone que este sea más autónomo , a través del análisis y la crítica de su propia práctica, lo que seguramente permitiría mejorar la actuación del profesorado, en este concepción, cobra sentido la idea del profesor como investigador de su propia práctica,"el proceso de mejora profesional no se produce mediante la transmisión de teorías, sino indagar en esas habilidades y recursos que reflejan las asunciones personales respecto a la práctica docente, al conocimiento que se enseñan o a las pretensiones educativas. Los modelos de enseñanza no son más que posibilidades que deben experimentar, de tal manera que se puede revisar la práctica a la luz de las ideas pedagógicas que representan los modelos y estos últimos a la luz de lo que la práctica desvela"(Contreras: 1997:86)

Más radicales aún son las propuestas de  Giroux, que basándose en las ideas de Habermas propone un modelo de formación en el cual el docente no se limite a transformar lo que ocurre en el aula, sino que también transforme su entorno mediante su práctica cotidiana en la escuela, ya que se considera la propuesta de Schön y de Stenhouse como una nueva forma en que la modernidad impone su visión instrumental en los docentes, ya que ahora se podría responsabilizar a los mismos sobre los resultados de su práctica, además que no hay una posición clara acerca de cuál debería ser su compromiso social,  pues pareciera que se olvida que los enseñantes forman parte de una clase, etnia, género, etc. y que por lo tanto se encuentra condicionados desde fuera.

 La propuesta de Giroux, permite por una parte, entender al trabajo docente como tarea intelectual en oposición a las concepciones instrumentales; por otra plantea la función de los enseñantes como ocupados en una práctica intelectual crítica relacionada con los problemas y experiencias de la vida diaria; y en tercer término, entiende que los enseñantes deben desarrollar  en conjunción con sus alumnos, no sólo una comprensión de las circunstancias en que ocurre la enseñanza, también  las bases para la crítica y la transformación de las prácticas sociales que se  constituyen alrededor de la escuela  al respecto, el mismo Giroux (1991:90) afirma que "la enseñanza para la transformación social significa educar a los estudiantes para asumir riesgos y para luchar en el interior de las continuas relaciones de poder, para poder ser capaces de alterar las bases sobre las que se vive la vida. Actuar como intelectuales transformadores significa ayudar a los estudiantes a adquirir un conocimiento crítico sobre las estructuras sociales básicas, tales como la economía, el Estado, el mundo del trabajo y la cultura de masas, de modo que estas instituciones puedan abrirse a una potencial transformación. Una transformación, en este caso, dirigida a la progresiva humanización del orden social" (Contreras: 1997: 118).

Sin embargo, debemos admitir que los programas de formación docente que en educación superior se han promovido en nuestro país, recaen más en la primera modalidad mencionada que en cualquiera de las otras dos, con sus excepciones hechas. Debemos aclarar aquí que es en  la década de los setenta, cuando empieza a crearse en la mayor parte del país un gran número de centros de formación de profesores, la mayor parte por decisiones gubernamentales y sin basarse en un diagnóstico profundo de las necesidades y condiciones locales, regionales y nacionales; además de que dichos programas consideraban al enfoque tecnológico educativo como el sustento teórico-metodológico de estos, con su consabida conceptualización epistemológica y política. Hirsch (1998:91) menciona que:"las  problemáticas que enfrenta la formación docente son: falta de definición de las necesidades reales de formación, desvinculación docencia-investigación, disociación contenido-método, desconocimiento de la diversidad institucional y problemas laborales y administrativos" además de que afirma que una dificultad a la que se enfrentan las instituciones, es a la resistencia de los docentes a los programas de formación.

 En un análisis más reciente, Chehaybar (1999), describe las políticas y acciones de la formación docente en educación superior en México, entre cuyas características podemos señalar las siguientes:

En este mismo estudio, se analiza a la formación docente desde la perspectiva de los sujetos que la protagonizan, obteniendo una serie de resultados interesantes, tales como que esta es concebida como un espacio en el que los profesores fortalecen su dominio de la disciplina, se actualizan y además adquieren las herramientas didáctico- pedagógicas que les permitan desarrollar su labor adecuadamente, situando entonces a los maestros en un enfoque tradicional y técnico, donde su tarea consiste en la transmisión de los conocimientos que abarca su disciplina; en un enfoque racional instrumental, derivado de la modernidad y la globalización; otro aspecto analizado es el del grado de reflexión que los profesores hacen respecto a sus procesos educativos en los que participan, reflexión que es poco usual, lo cual está muy distante de la concepción del profesor investigador o intelectual crítico y si muy cerca del racional técnico; sin embargo "las espectativas de los profesores tienen como horizonte inmediato la exigencia de que se desarrollen programas de formación que, entre otras características, tengan una estrecha vinculación con sus necesidades y las de su institución, y que los formadores que los operen sean expertos en su disciplina, críticos, conscientes de las necesidades del país y con alta calidad humana". (Chehaybar: 1999:95).

En la literatura revisada respecto a los programas de formación docente, se hace énfasis constantementer en las teorías que las sustentan, en las características de dichos programas en lo que concierne a sus pretensiones y modalidades implementadas, e incluso, se hace análisis curricular; todo ello desde una perspectiva crítica; pero lo que prácticamente esta ausente es esto último que se menciona en la cita anterior: ¿cuales son las expecttivas, pensamientos, actitudes y creencias de los profesores y alumnos involucrados en este proceso? Parece increíble que la mayoría de las investigaciones realizadas cuestionen de manera crítica lo ocurrido en dichos programas, pero no consideren a los actores fundamentales del mismo y es que como afirma Rosales (1990: 15): "La enseñanza en su desarrollo y resultados, es en parte un producto de factores no directamente observables ni predecibles de manera exacta", entre los cuales se consideran por parte del alumno, su percepción acerca del profesor,, la expectativa que se forman en torno a la relación con él, como perciben los contenidos, a la institución, a la evaluación, la metodología de enseñanza y muchos otros procesos mas; por parte de los profesores, están la percepción que tiene acerca de sus alumnos, las expectativas que tiene hacia ellos, la relación social, su percepción acerca de los programas, normatividades, etc.

 Es por esto que nos hemos planteado el desafío de realizar un análisis etnográfico analítico basado en la interpretación de la hermeneútica dialéctica crítica, acerca de las percepciones, actitudes y creencias de los participantes hacia algunos programas de formación docente en instituciones de educación superior, por lo tanto el problema que planteamos es el siguiente:

Los procesos mentales de los alumnos y profesores hacia los procesos de formación docente de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales campus Aragón, de la UNAM y de la Escuela Normal Superior de México.

 

JUSTIFICACIÓN:

La formación de docentes es una preocupación  importante en las instituciones de educación  superior, ya que muy pocos de los que se dedican a esta importante labor en este nivel, tienen conocimientos psicopedagógicos que son considerados como básicos para la labor del maestro, como afirma Pérez Juárez  (1993:4): "en el mayor número de los casos, los profesores son profesionistas que se dedican a la docencia, apoyados en la preparación y conocimientos propios de su especialidad; y su acercamiento a los grupos de alumnos está condicionado por concepciones docentes intuitivas apoyadas en el sentido común. Sin embargo ante las exigencias institucionales, estos ofrecimientos buscan su formación didáctica en instituciones especializadas, cuyas concepciones sobre la docencia son transmitidas  dogmáticamente la mayoría de las veces y recibidas por los profesores acríticamente, situación que obedece a la necesidad sentida de contar con instrumentos técnicos que resuelvan sus problemas metodológicos".

 Obviamente el pertenecer a una o a otra profesión trae como consecuencia una subcultura especial que se evidencian en las estrategias a implementar en el aula, la forma de enseñar depende en gran medida de la forma en que se aprendió cuando estudiante. Por supuesto que esto es parte de la formación de un docente, la práctica misma es otra  y más recientemente los diversos programas que se han instalado como parte predominante de este proceso que intenta resolver las carencias del profesor ante las exigencias de la modernidad, globalización y neoliberalismo existentes.

Estos fenómenos mencionados, han provocado una serie de cambios que han influido en las instituciones de educación superior al buscar de ellas  mejores niveles de calidad en sus procesos y productos que además, son medidos bajo estándares internacionales. La formación docente es pues una necesidad actual en todo el mundo y en todas las áreas y niveles educativos. " parece ser que el profesorado en los últimos decenios ha pasado a ser más importante, y no únicamente por su número creciente..., sino, según parece, por la importancia que últimamente se le quiere dar a su trabajo...  un ejemplo lo constituyen las universidades, que han intensificado los estudios sobre la cuestión docente: el pensamiento reflexivo, el pensamiento crítico, los planes de formación, el pensamiento del profesor, la formación permanente en diversos ámbitos, la formación de formadores, etcétera" (Imbernón: 1998: 8).

 Todo esto según los autores revisados, puede deberse a la época en la que nos encontramos, donde la crítica a la eficacia  de la educación es un lugar común, de hecho se dice que los profesores están empezando a sentir los efectos de una vigilancia creciente y a menudo hostil; actualmente a los profesores se les está sometiendo a nuevas condiciones laborales, nuevos reglamentos cada vez más reguladores y punitivos que los obligan a mantener ciertos niveles de calidad en su desempeño, los cuales son marcados desde la autoridad institucional y a su vez esta, está condicionada por otras instancias mayores, hasta llegar a las internacionales, pasando por las políticas gubernamentales de cada país. Una de estas nuevas exigencias es la de su constante actualización en programas de formación docente, pero esto entonces se convierte en una imposición soco-laboral, con lo que pierde una gran parte de su sentido transformador, pues entonces el docnete acude a este con una serie de actitudes diferentes a las que presentaría en otras condiciones en las que el credencialismo no fueran la nota dominante.

 Seguramente el proyecto de la modernidad ha influido en todo el mundo, y con relación a este aspecto, se ha considerado a la docencia como una actividad que la ciencia debe no solo de estudiar, sino de prescribir   en su actividad cotidiana para un mejor logro de resultados así, la racionalidad instrumental penetra de forma contundente en el profesorado, el cual de otra parte, cree que la profesionalización es la mejor manera de ascender en la escala social, por lo cual acepta, como un requisito, los diversos programas de formación docente que se le imponen, en realidad como afirma Contreras (1997:38):"... para lo que se han usado los procesos de profesionalización ha sido para introducir sistemas de racionalización en la enseñanza, de tal manera que el fruto ha sido la homogeneización de las prácticas docentes, la consiguiente burocratización y pérdida que autonomía del profesorado, y la relegación de la participación social en la educación, cada vez más justificada como un ámbito de decisión de los profesionales o de la administración"

El hecho innegable es que la formación docente, fuera de toda connotación ideológica que la sustente, es un fenómeno que se está generando actualmente en todas las instituciones, particulares en la educación superior por aquello que ya mencionamos en torno a que los docentes de este nivel no han recibido ningún tipo de instrucción psicopedagógica, lo cual es actualmente considerado como una desventaja para el logro de los objetivos de dichas instituciones.

Sin embargo, ¿es esta instrucción psicopedagógica realmente efectiva en la práctica cotidiana del docente?; ¿responde a las expectativas de los alumnos y profesores participantes, o es sólo un requisito laboral?. Es posible que con base en el análisis de las actitudes, creencias y expectativas que los alumnos y profesores presentan hacia el currículum de los programas de formación docente, se puedan estructurar propuestas que sean capaces de considerar las aspiraciones de los docentes en formación, de los maestros formadores, de las necesidades institucionales particulares, del contexto regional y nacional donde se están gestando, sin por ello dejar de  considerar al contexto internacional que demanda ciertos rasgos ineludibles en cualquier fenómeno y en este en particular.

 

DELIMITACIÓN DEL PROBLEMA: 

 Las actitudes, creencias y expectativas de los profesores y alumnos hacia el currículum de  la maestría en Pedagogía de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales, campus Aragón (UNAM) y a la especialización en docencia superior de la Escuela Normal Superior de México en los ciclos escolares del 2000-2001.

 

OBJETIVOS: 

  

ESQUEMA DE TRABAJO DEL MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL DE REFERENCIA. 

Capítulo 1. La formación docente: conceptualización y antecedentes.

1.1.  Conceptualización.

1.2.  Antecedentes de la formación docente.

1.3.   La formación de docentes para la educación superior en México.

1.3.1.   Antecedentes.

1.3.2.   Situación actual.

1.3.3.   Etapas de la formación docente.

1.3.4.   Características de la formación docente.

1.3.5.   Problemas de la formación docente.

1.4.    Las políticas de formación docente.

Capítulo 2. Elementos socio económicos condicionantes en la formación  de docentes.

2.1.  La modernidad y la posmodernidad.

2.2.  Globalización y neoliberalismo.

2.3.  Educación superior, modernidad y globalización.

2.4.  La profesionalización del docente.

Capítulo 3. Teorías socio pedagógicas  de la formación docente.

3.1.  El funcionalismo

3.1.1.  La teoría del capital humano.

3.1.2.  La teoría del mercado segmentado.

3.1.3.  La orientación racional-técnica.

3.2.  Las teorías críticas.

3.2.1.  La teoría del Marxismo.

3.2.2.  La teoría de Habermas y Giroux.

 Capítulo 4.  Los modelos de formación docente.

4.1.  El modelo racional técnico.

4.2.  El modelo racional práctico o profesional reflexivo.

4.3.  El modelo del intelecual crítico. 

 

METODOLOGÍA:

El trabajo que se elaborará, se encuentra circunscrito en la denominada tradición aristotélica de investigación social de acuerdo con Mardones (1991), la cual se ha conocido mas comúnmente como paradigma de investigación cualitativa, cuyas características han sido desarrolladas por Taylor y Bogdan (1996), Bisquerra (1989), Dendaluce (1988) y otra multiplicidad de autores que en términos generales oponen esta corriente a la cuantitativa, la cual se asocia a las diversas formas que ha tomado en la historia de la ciencia el positivismo.

Esta forma de investigación, como ha sido comentada por dichos autores, se caracteriza por la búsqueda de significados a los hechos humanos, a través de la comprensión de los mismos y la descripción profunda y detallada; lo cual se contrapone a los deseos explicativos, de control y predictivos que pretende lograr el paradigma cuantitativo. En efecto, aquí no pretendemos llegar a ninguna explicación que sea determinante ni mucho menos capaz de ser generalizada, ya que se parte de ciertos contextos muy específicos que difícilmente se podrán encontrar de manera pura en otros espacios, aunque las instituciones de educación superior nacionales comparten similitudes, también tienen grandes diferencias que hacen necesario su análisis por separado.

De inicio se plantea la elaboración de un marco teórico y conceptual de referencia que permita el esclarecimiento de la problemática en cuestión; posteriormente se realizará el trabajo de campo que consistirá en la entrevista en profundidad a alumnos y profesores de los programas mencionados, basándonos para su interpretación en el método etnográfico analítico que Bogdan y Taylor justifican  y el  de la hermenéutica crítica- dialéctica, a  fin de obtener con los resultados, una perspectiva global que propicie su comprensión cabal desde otra perspectiva no ortodoxa: la de los participantes directos en los procesods de formación y eventualmente elaborar en función de ello una serie de propuestas concernientes a mejorar dichos programas desde la perspectiva de una pedagogía posmoderna, flexible y emancipatoria.

Se aplicarán para esta investigación una serie de técnicas que de inicio, para el trabajo de campo, serán  entrevistas en profundidad a los participantes cotidianos de los procesos la formación docente en las instituciones a estudiar: la ENEP Aragón y la ENSM y para complementar la información, un buzón de quejas y sugerencias para los alumnos y profesores por separado.

El hecho de haber seleccionado a estas dos instituciones, obedece a que ambas son instituciones de educación superior, la ENEP Aragón en particular porque forma parte de la UNAM, que es la institución mas grande e importante de este nivel en el país, y por ello, se nos hace representativa de lo que ocurre en su interior; la ENSM, por la importancia que tiene en la formación docente para el nivel básico, no solo a nivel metropolitano, sino por la influencia que tiene a nivel nacional y por supuesto,  porque a la vez debe preocuparse por la formación de sus docentes.

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